Mi hija, de 20 años, está embarazada de un chico apuesto, pero consumidor de drogas. Él no trabaja y ella sí. Sus padres lo han botado varias veces de la casa por mal comportamiento. Me enteré de que les roba dinero. No sé cómo proceder con esta situación que tiene a mi familia angustiada. ¿Qué consejo debo darle a mi hija si decide o no vivir con él?
Madre agobiada, Mocache-Los Ríos
RESPUESTA: Estimada amiga. Comprendo su angustia y preocupación por la situación que afecta a toda la familia.
En primer lugar, el grupo familiar debe entender que el consumo de drogas es un problema de salud. Una enfermedad, más que física, emocional.
Por tanto, es importante buscar un profesional experto-a en el tema. Pues debe ser antes de pensar y peor aún, internarlo en una clínica sin su consentimiento.
En segundo lugar, recomiende a su hija revisar su relación con la pareja. El propósito es descubrir si siente necesidad de él; necesidad de salvarlo; o de justificar lo que él hace.
Si estos son los sentimientos de su hija. Ella estaría ante una dependencia emocional. ¿Qué significa? Que lo ama demasiado, que no puede vivir sin él. Incluso piensa hacer algo para que cambie.
Asimismo, su hija puede sentir culpa porque él no cambia. Por eso perdona, comprende o tolera. Y cuando no logra lo esperado siente desesperanza, desilusión y sensación de fracaso.
Estas emociones son producto de la impotencia, frente al consumo de drogas de su pareja. Pues se convierte en un círculo vicioso.
Si él, por ejemplo, ha prometido cambiar y no lo logró, se sentirá víctima. Es así como se completa el círculo de víctima, victimario y salvador.
Cada miembro de la familia cumple estos roles que pueden variar. Un día, su hija es la víctima, la pareja el victimario y usted o la madre de él hacen el rol de salvadoras.
Otro día, en cambio, su yerno es la víctima y su hija o usted, las victimarias. O usted, la madre o su hija, las salvadoras. Y viceversa.
Entonces, ¿cómo paramos este círculo vicioso? Primero, dándose cuenta del rol que cada uno cumple; y segundo, reconocer la necesidad de parar.
Amiga angustiada, brinde esta información a su hija, a su yerno y a otros familiares que estén involucrados. Todos deben buscar ayuda profesional.
Respecto al embarazo, es grave la situación por el entorno estresante que podría estar viviendo la madre. Además, por los efectos producto del tipo de droga que consume el papá.
Sin embargo, hay una posibilidad de disminuir el riesgo. ¿Cómo? Iniciando un tratamiento psicológico especializado.
Le deseo fuerza, fe y confianza. Siempre es posible encontrar un camino hacia la recuperación, tanto emocional como del consumo de drogas.
María Quinde Reyes,
Psicóloga clínica. Especialista en adicciones y Terapia Familiar.
Telf.: (+593) 99-378-4350