Los hijos que tienen fe como la de sus padres poseen un comportamiento más positivo, respetan al prójimo, tratan de no meterse en problemas y sus respuestas hacia las circunstancias negativas dependen de su madurez y crecimiento espiritual y emocional.
Por Cecilia Alvarado
Para Rocío Escobar y Johnny Maingón que sus 3 hijos hayan estudiado en instituciones católicas fue un buen comienzo para que ellos profesen su fe. Iban juntos a la iglesia cerca de su casa todos los domingos. Les enseñaron a agradecer a Dios por todo.
Actualmente, dos de sus hijas están casadas. Una es psicóloga organizacional, la otra es auditora. El menor es bachiller técnico en electricidad y fue catequista en el colegio Cristóbal Colón después de graduarse. Ahora por el trabajo y sus obligaciones han dejado de congregarse como antes.
Del mismo modo, Ingrid Bravo también apostó por la formación católica para su hija que ahora es doctora. Ingrid sostiene que es una educación bien cimentada desde hace mucho tiempo y que tiene un efecto positivo en los jóvenes. Su hija se congrega en un culto cristiano evangélico juvenil.
Mientras que Katty Ruano, quien es líder en su congregación, logró con su ejemplo transmitir su fe a sus 5 hijos. Con la Biblia echaba mano de los versículos que más le impactaron a ella. Ahora que están adultos sus niñas aún van a la iglesia. La mayor es maestra en la escuela dominical donde la menor es una de sus alumnas.
Los varones ya no se congregan
“Todos mis hijos son respetuosos. Se comportan bien dentro de casa, afuera no sé. Pero no son peleones. Les enseñé a respetar a su prójimo y si ellos se lo proponen pueden seguir agradando a Dios en todo”, dice Katty de sus 3 hijos varones que, aunque ya no se congregan, le temen a Dios. Los cinco estudiaron y estudian en escuelas y colegios fiscales.
Según las Sagradas Escrituras, la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. No debemos olvidar que en la Biblia también está escrito que la fe es un don de Dios y que para obtenerla solo debemos pedírsela. Otro versículo bíblico dice que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.
El comportamiento es positivo
El comportamiento de los niños cuando sus padres les transmiten fe es positivo, esto lo confirma el psicólogo Samuel Merlano, quien también es teólogo y copastor de una iglesia evangélica.
“Cuando se trata de los temas de espiritualidad, de acercamiento a lo divino, eso crea en los niños un ambiente de tranquilidad, de paz, de armonía”, explica el doctor en psicología.
Sobre todo, les hace muy bien cuando lo que se adquiere se lleva a la práctica y permite que los niños puedan expresar sus emociones. Así como tener un espacio para hacer preguntas y para expresar todas sus inquietudes.
Asegura que los niños por su naturaleza son inquietos, y eso no debe, en ningún momento, hacer creer que no está escuchando o que no está aprendiendo.
La conducta es normal
De hecho, Merlano advierte que es normal el comportamiento que los niños presentan en todas las fases que les toca vivir. Pero si los padres les enseñan todos los conceptos de fe y de espiritualidad, esto les trae un buen resultado en su comportamiento tanto a nivel de casa como a nivel de la institución educativa.
El teólogo y copastor sacó a colación un estudio hecho en adultos hace unos años que dice que los hijos de pastores e hijos de misioneros tuvieron conductas muy positivas, es decir, llegaron algunos a ser empresarios, rectores de colegios, a tener cargos muy buenos.
Siempre los cargos que obtuvieron estaban relacionados con los valores, con los que el buen comportamiento se manifestaba adecuadamente tanto dentro como fuera del hogar y en todas las instituciones.
Ante el bulling, cómo responden los niños y jóvenes de fe
La reacción positiva o negativa de las personas de fe ante un bulling o propuestas inadecuadas tiene que ver mucho con la madurez y también con el crecimiento espiritual y emocional, dice el experto. Por ello, todos los niños y jóvenes son reactivos por naturaleza, independientemente de los años que tengan de adoctrinamiento o de asistir a una iglesia.
Por otro lado, se debe considerar que todos tenemos temperamentos diferentes. Hay el de temperamento colérico, que es muy tajante, confrontativo ante situaciones extremas o propuestas inadecuadas.
Existe también el temperamento flemático, que lo tienen las personas muy tranquilas, muy amables, aguantan cualquier tipo de burla, cualquier tipo de desprecio, o sea, por su temperamento son muy aguantones.
El melancólico es otro temperamento que las personas que lo tienen tienden a ser muy sensibles y se deprimen fácilmente.
Y están los sanguíneos, que son personas alegres, divertidas y le ponen humor a todo lo que sucede, ya sea en un ambiente escolar, familiar o social.
Esto quiere decir que los niños y jóvenes van a tener respuestas diferentes ante el bulling, van a responder la personalidad, pero también basada en la madurez que las personas tienen.
Cómo manejan las situaciones negativas
Según el doctor Merlano, la manera de manejar estas situaciones tiene mucho que ver con la formación y el adoctrinamiento de los padres hacia los hijos. A veces los padres les advierten a los hijos que nunca peleen, que pongan la otra mejilla, que sean espirituales, que den ejemplo con su conducta.
Por eso muchos de los chicos tratan de alejarse de los grupos que hacen bulling, tratan de usar la autoridad de la institución para que, en este caso, se sientan protegidos. Por tal razón muchos de ellos resuelven la situación, pero usando los estatutos de la institución.
Esto sucede cuando los padres les enseñan qué hacer en situaciones en que estén siendo avasallados o afectados por uno o un grupo de jóvenes o niños. En este caso sí es muy importante la madurez y el entendimiento que tiene el niño o el adolescente al momento de recibir cualquier tipo de bulling, de rechazo o maltrato psicológico.
Por ejemplo, cuando los padres que, aunque estén basados en la fe, les dicen a sus hijos que si les están pegando o haciendo esto o aquello, le den su merecido al que lo hace. Es decir, el padre le da luz verde a su hijo diciéndole que se defienda.
Pero solo bajo la autorización que el papá le da, el hijo tiene la confianza de tomar esa decisión de hacer lo que el papá le dice.
Recomendaciones para aumentar la fe en los hijos
Las siguientes son varias recomendaciones que ofrece Samuel Merlano para los padres que quieren además de transmitir aumentar la fe de sus hijos.
- Cuando los padres trabajan, lo primero que deben hacer es seleccionar a la persona que cuide a los niños, que sean personas muy creyentes en Dios, eso es muy importante. Que les encante hablar de Dios.
- Ponga películas relacionadas al tema de la fe y ayude a hacer rompecabezas para crear imágenes de personajes de la Biblia.
- También comprar cuadernillos que tengan mensajes espirituales. Esto hace que los chicos se sientan bastante bien, se sientan motivados, se sientan con la parte espiritual bastante llenos de fe, de paz, de tranquilidad, de armonia. Los padres deben también participar activamente con sus hijos y ayudarles.
- Si los niños están pequeños, usar Biblias para ellos, que vienen con imágenes, con fotos, incluso con mapas. Los padres en los horarios que tengan libres deben estar con sus hijos compartiendo las enseñanzas bíblicas y hacerles preguntas, que haya un ambiente de armonía.
- Consultar a los hijos si tienen alguna pregunta. Esto es muy bueno porque a veces los padres o los cuidadores nunca les dicen a sus hijos qué preguntas tienen, sino que les enseñan y dan por hecho, se sienten seguros de que ya saben, ya conocen.
- Deben reforzar lo aprendido a través de las preguntas, de las inquietudes que tengan los niños para que ellos puedan tener esa libertad y también es vital que hagan ciertas dinámicas familiares, en este caso ya es la familia la que se compromete, ya no es el encargado, sino la familia.
- La mamá, el papá, los hermanos, todos deben apoyar, para tener esa participación activa en la transmisión de la fe, y luego poco a poco van evaluando el avance de la fe, el avance de la seguridad en Dios. Eso es muy importante.
- Cuando los hijos salen con preguntas muy profundas como, por ejemplo, quién creó a Dios o por qué si Dios es bueno permite tantas muertes, por qué hay muchos enfermos. Los padres deben tener tranquilidad y paciencia para contestarles a sus hijos.
- No dar respuestas cortas, como porque sí. Para eso deben buscar a alguien que les dé una charla en casa, puede ser un diácono, un líder religioso, un pastor, un sacerdote, que sea uno de ellos el que responda las preguntas capciosas y profundas de los hijos.
- Y por último, los padres transmiten la fe que tienen a sus hijos cuando rezan con ellos, les enseñan a conocer a Dios leyendo con ellos las Santas Escrituras y los llevan a las congregaciones que les corresponden.