Soy madre de una niña de dos años. Cuando me casé nunca acudí con mi esposo a un psicólogo para aprender cómo debemos comportarnos o tratar a nuestros futuros hijos. Pero ahora que tenemos a nuestra hija queremos que crezca sana y feliz. Siempre escucho que los niños pequeños pueden enfermar si ven o escuchan a sus padres discutir. Alguien me dijo en una ocasión que los pequeños se estresan y que pueden sufrir de gastritis o tics nerviosos. También me gustaría saber qué otros tipos de problemas físicos o psicológicos pueden presentar, a corto o a largo plazo, si se exponen de manera constante a las discusiones de los padres.
Por último, necesito recomendaciones sobre ¿cómo evitar que nuestros hijos crezcan con problemas emocionales, mentales o físicos? Pienso que servirá de guía para los futuros padres o para quienes ya lo somos y estamos a tiempo de enmendar nuestros errores.
Anita,
Guayaquil-Ecuador
RESPUESTA: Estimada mamá: Te felicito por estar pendiente de proteger a tu hija de 2 años de posibles repercusiones de situación de pareja y familia. Hacer prevención en la crianza de los hijos es una actitud sana y madura para evitar lo evitable. Muchas veces, nos olvidamos de que no todo es evitable. Hay muchos factores que van a incidir en la formación emocional de nuestros hijos y que también hay que tener en consideración.
Desde hace muchos años, nuestra pasión ha sido detectar y estimular en los niños pequeños signos de diferencias maduracionales en áreas funcionales, emocionales, motores y condicionantes del aprendizaje para prevenir problemas futuros. Con niños pequeños, nuestro primer objetivo es trabajar con los padres, apoyándolos para que sean mejores educadores. Queremos que los padres sean mejores terapeutas de sus hijos.
Sabemos que el recorrido por el que va el desarrollo del niño desde la gestación, pasando por los eventos del embarazo y los primeros años de vida, es bastante complicado. Por ello, comprendemos que es muy difícil que no haya alguna área funcional que no tenga secuelas de ello. La herencia es el primer impacto sobre nuestra vida emocional. Si bien no heredamos patologías psiquiátricas, recibimos predisposiciones presentes en nuestra cadena familiar.
Otros factores importantes son los que vienen de los meses de estancia en el útero, ya que es otro factor que importa al desarrollo. El estrés materno intenso y prolongado, especialmente presente en los primeros meses de embarazo, puede afectar funcionalmente áreas emocionales primarias (sistema límbico) que se están formando ya en el primer trimestre del embarazo.
El tercer impacto será el ambiente con el que se encuentra al nacer. El clima emocional familiar es un factor que va a irnos marcando. Padres desequilibrados, inmaduros en el manejo de sus emociones y reacciones, inconsistentes en sus sistemas educativos, si son negligentes, poco presentes, descuidados, sin duda van a dejar secuelas sobre la estructura emocional de sus hijos. La salud mental de la pareja o de los padres va a hacer una gran diferencia en la estabilidad emocional futura.
Te recomiendo que observes a tu hija en los hitos importantes de su desarrollo. Si hay signos de que algo probablemente no está cumpliendo lo esperado a cada edad, sería importante que busques asesoría profesional a tiempo.
Dra. Evelyn Brachetti, psicóloga clínica y educativa,
Teléfonos: (+593) 4-288-7117 ; (+593) 99-809-2665
E-mail: ebareco@hotmail.com