La boda de Daniel Calderón y Rossy Sornoza es inolvidable porque hubo risas, nervios, abrazos y llanto. Aquí les cuento, como mamá del novio, los detalles.
Por Sheyla Mosquera
“Mami nunca te voy a dejar”. Fueron las palabras de Daniel cuando tenía 7 años. Aún las recuerdo, con su dulce besito en mi mejilla, como si fuera ayer.
Las mamás siempre queremos estar con nuestros hijos por el resto de la vida. Pero sabemos que no es posible, porque en algún momento tienen que volar, dejar el nido vacío, y formar su propio hogar.
Y ese día llegó. Al principio de este año, Daniel me dijo: “Mami me voy a casar”. Sentí algo inexplicable, único. Mi respuesta fue ¡Wow, qué chévere, te felicito! Además, mi yo decía: “Si él es feliz, yo también”.
Sabía que Danny -como le digo de cariño- amaba a Rossy con toda su alma: Una joven sencilla, dulce y de carácter firme como él. Pues, ambos no toleran las injusticias, las faltas de respeto y las mentiras.
Después de unos meses llegó el curso prematrimonial, la despedida de soltera, la petición de mano y las bodas: civil y eclesiástica.
En todos los eventos solo estuvieron las personas más cercanas a la pareja. Sobre todo, en la pedida de mano, no faltó su familia perruna de raza shih tzu: su perrita Coco Calderón Sornoza con sus hijos: Lilo (hembra) y Bolt (macho).
La petición de mano se realizó en la ciudad Manta, en el hogar de Marlon Sornoza y Rosita Arias. Empezó a las 19:00 y duró hasta la madrugada. Todo fue perfecto, se percibió el calor de hogar y se contaron anécdotas que desnudaron nuestra forma de ser.
Además, hubo alegría, deliciosa comida gourmet (preparada por la tía de Rossy, la chef Rosario Arias Terán) bebidas y postre.
Luego mientras conversábamos, surgió la creación de divertidos sobrenombres: Don Pupi, por ejemplo. O “este, este… ¿Tú eres Violeta, Justina, Julieta o Jennifer?, entre risas”.
Esa noche, Marlon -el hermano mayor de Rossy- dijo: “Cuando conocí a Daniel, por primera vez y conversamos, supe que era el indicado para ella”.
Las palabras de Marlon eran ciertas. Daniel y Rossy, ambos de 24 años, son el uno para el otro.
Tiempo después, ya se los veía asistir, por vía zoom, al curso más importante de sus vidas: el prematrimonial que se realiza como requisito para la ceremonia religiosa. Él estaba en Miami y ella en Guayaquil.
“El curso prematrimonial es muy necesario”
Para Daniel y Rossy, el curso prematrimonial fue relevante porque escucharon consejos de la persona que está apta para darlos.
“Aprendimos sobre los principios y valores de Dios. Además, nos recordó que todos los seres humanos somos distintos. Por eso, recibimos una pequeña lectura de recomendaciones que pueden servirnos para nuestro matrimonio”, aseguró Daniel.
Consejos, por ejemplo, como tener mucha paciencia, respetar siempre a la pareja, ser fiel, comprensivo y aprender a escuchar.
“Entonces, creo que recibir un curso como este es muy necesario. No tanto si eres o no religioso”.
Incluso, dijo Daniel, les dieron a entender que como pareja son un equipo. Pero, también que deben tener claro que cuando algo está mal, hay que aprender a convivir con la pareja. Sobre todo, decirle lo que está bien o mal, porque tienen costumbres distintas.
Rossy tuvo su despedida de soltera especial, pero Daniel no
Para el recorrido en bote, unas amigas la llevaron engañada, supuestamente, a una cita romántica con su futuro esposo.
Pero, antes de arribar al lugar de destino le taparon los ojos y cuando pudo ver, notó que estaba en el muelle del Guayaquil Yacht Club de Puerto Azul.
Ahí la esperaba el resto de amigas para llevarla a dar un paseo en bote por el estero Salado.
“Me llené de emoción y quise llorar”, recordó Rossy.
En cambio, Daniel no tuvo una despedida de soltero. Él nunca la quiso.
Explicó que todo lo que se habla y piensa hoy en día sobre esta fiesta, en vez de distraer o ayudar con un buen concepto, es lo contrario. “Lo que hace es destruir tu imagen”.
Además, tampoco quiso la reunión por el factor tiempo y dinero. “Me pareció que si se estaba organizando una fiesta de matrimonio, una despedida implicaba un gasto innecesario, muy aparte de que alguien me la haga”.
Y lo más importante, según Danny, “cuando estás en una relación de pareja no te consideras soltero, porque estás respetando a tu pareja”.
Selección del wedding planner
En relación con la planificación de la boda eclesiástica, Rossy seleccionó a la empresa Lounge Styling, como su wedding planner, de una lista grande de proveedores.
¿Por qué? Porque cuando se reunió con su colaborador, Charly Montero, este le preguntó: ¿Cuál es la idea de tu boda? ¿Cómo quieres la fiesta? Y fueron las palabras mágicas que ella quería escuchar.
Antes de esa entrevista, Rossy había descartado a otras empresas. La mayoría no tenían tiempo o le decían: ¡Así debe ser tu boda! Pues, nunca le dieron la opción libre de hacerla como quería.
Pero Charly, siempre fue abierto a las ideas de los novios y las fueron puliendo. “El daba sugerencias y le puso el toque artístico a mi matrimonio eclesiástico. Incluso, siempre estuvo pendiente de los detalles para que todo quede lindo”, aseguró Rossy.
Para Charly, en cambio, Rossy y Daniel fueron unos novios prácticos y de decisiones firmes, por lo que no fue difícil cumplir sus deseos.
“Ella hizo buen uso del tiempo, no hubo tantas esperas. Además, no dudó en escoger el tono en la muestra de las flores o el bufé, en conjunto con el novio. Claro, también fue de la mano conmigo porque capté la idea de los novios”, afirmó.
Además, cada decisión que Rossy tomaba decía: “Esto es lo que necesito y no hay marcha atrás”. Entonces, “fue bueno porque hay novias que se demoran en decidir lo que quieren”, afirmó el wedding planner.
La boda civil fue primaveral
Sin lugar a dudas, la boda civil fue primaveral. Se realizó en el hotel Manta Host, en la ciudad de Manta, el 17 de octubre al mediodía. El lugar era como los novios deseaban: pequeño, elegante, romántico y con vista al mar.
“Siempre anhelé que el civil sea colorido, alegre, juvenil y que refleje lo que soy. Así que seleccioné de la paleta de colores el morado, y de este el tono lila porque es sutil y delicado”, dijo Rossy.
Ese día, lució un vestido fresco y en sus manos llevaba un ramo de rosas en tonos naranja, beige y lilas. Mientras que él, un traje gris claro, camisa blanca, corbata lila y zapatos blancos deportivos.
“Cuando vi a Daniel quise llorar de emoción porque estábamos bien combinados. Pensé lo estamos logrando. Contuve el llanto y preferí, por un momento, ver a las gaviotas pasar. Hasta que dijimos sí ante la ley”.
Mientras que Daniel vio a Rossy preciosa, muy hermosa. “No hay palabras para describir la felicidad que experimenté”. Le transmitió paz, tranquilidad y alegría. “Todo el estrés y ansiedad que sentía, por estar pendiente de que los papeles con el Registro Civil estuvieran correctos, desapareció.
El matrimonio eclesiástico más emocionante
Era sábado 29 de octubre. El día en que Rossy y Daniel recibieron la bendición de Dios en el altar. Ocurrió, a las 17:00, en la Iglesia de los Peregrinos del Santuario Nacional de Schoenstatt en Guayaquil.
Dos horas antes, Rossy se encontraba en la casa de su hermano Marlon. Allí una chica la peinaba y otra la maquillaba, pertenecen al staff de Madeleyn Amat Beauty Lounge.
“Cuando ellas terminaron el trabajo y me vieron vestida de novia, se les salieron las lágrimas. Desde ahí me puse sensible. Incluso cuando mi hermana, Sheyla Sornoza, me vio se puso a llorar”.
Igual le sucedió a sus hermanos y a su papá. “A los tres les brillaban los ojos. Tenían una mirada tan linda. No hay forma de explicar lo que se siente”.
“Todos nos quebramos. Incluso mi mamá, pues ella solo me decía lo hermosa que me veía y lo feliz que estaba por mí entre lágrimas y un abrazo cálido como siempre. Obvio es el abrazo de mamá”.
Sin embargo, Daniel Sornoza -hermano de Rossy- le hizo una broma: “Ya párate tiesa” y la hizo reír. Pues, todos esos momentos fueron captados por el fotógrafo Andrés Mackiff de AMA clic, con quien hubo química durante toda la boda.
En cuanto a mi hijo, Daniel Calderón, estábamos en el edificio Riverfront en el Puerto Santa Ana. Ahí también hubo sesión de fotos con nuestra familia: Papá, hermanos, nuera y mi nieta. Pero no lágrimas.
“Cuando vi a Daniel vestido con traje de novio sentí mucha emoción. Su rostro lucía tan feliz que mi corazón latió más rápido de felicidad”, recuerda Gregory Calderón, su papá.
También, su amigo Luis Carrión, de la barbería Loisstyle, estuvo ahí. El viajó desde Miami a Guayaquil para arreglar el cabello de Daniel y disfrutar del matrimonio.
Se casarían con o sin invitados
Los novios, Daniel y Rossy, ya estaban listos para encontrarse en la iglesia y se casarían con o sin invitados. Así lo habían decidido días antes, ya que en Guayaquil también ocurría el partido final de la Copa Libertadores de América 2022 y algunas calles estarían cerradas. Pero, no hubo inconvenientes para llegar a la iglesia.
Sin embargo, “por poco, Daniel y yo coincidimos en el mismo semáforo antes de llegar al Santuario. Nos dimos cuenta porque nos mensajeábamos por whatsApp y nos preguntábamos por dónde íbamos. Por eso, le dije al chofer del carro que le diera lento. Así también escuché el segundo tiempo del partido”.
“Me puse helada y con ganas de vomitar”
Cuando a Rossy le dicen que ya puede avanzar a la iglesia se puso helada y con ganas de vomitar. Su barriga vibraba, era algo raro. “Mi papi me dijo vamos, pero no quería salir del carro por los nervios… estaba temblando”.
Su papá la tranquilizó, la ayudó a salir del carro y le acomodó el velo. “Recuerdo que hicimos una pequeña sesión de fotos. Y lo especial de ese momento fue que mi papi me dio la bendición por primera vez. “Me quise quebrar, pero agarré duro el ramo y el brazo de mi papi”.
Mientras sucedía todo esto. Daniel y yo (su mamá) estábamos entrando a la iglesia. Él estaba tranquilo y me decía: “Tú puedes, tú puedes, sigue”. Yo sentía como si mi cuerpo flotaba al caminar lento. En ese instante, mis pensamientos retrocedieron años atrás cuando Daniel estaba en mis brazos y contuve mi llanto.
Rossy entraba a la iglesia conversando con la Virgen
Desde que Rossy se paró en la puerta de la iglesia, lo primero que hizo fue ver a la Virgen. Ella le pedía de favor: “No me hagas quebrar aquí, aquí no, aquí no” .
También le decía: “no me siento bien, siento que voy a vomitar. Y aunque mi rostro lucía con una sonrisa todo el tiempo, también llegué al altar con las piernas que me temblaban”.
Incluso le dije: “Virgencita sé que te pido muchas cosas, pero dame esa fuerza para no llorar cuando mi papi me dé el último abrazo y me entregue a Daniel. Sin embargo, cuando vi a mi esposo sonreí, me calmé y me conecté con la ceremonia”.
Daniel lloró de emoción y agradecimiento a Dios
Daniel estaba tranquilo y parado a mi lado cerca del altar. De pronto lloró. Fue cuando vio a Rossy entrar a la iglesia. Entonces, le pregunté para escribir este artículo, el por qué. Dijo: “Te emocionas porque no has visto a la novia, no sabes cómo va a llegar, no sabes cómo está vestida o maquillada” .
Al verla a los lejos, agregó, sus sentimientos afloraron. “Mis lágrimas eran de emoción, porque todo en lo que en algún momento pensaste y soñaste se están cumpliendo”.
Incluso pensé: “Es mi princesa la que está entrando y con la que voy a compartir el resto de mi vida. Es la persona que me ama y yo la amo, y es la persona con la que voy a compartir mi hogar con mucho agradecimiento a Dios”.
Otro de los momentos más emocionantes que sucedió al final de la ceremonia fue cuando los consuegros lloraron abrazados. Y algunos al verlos se pusieron a llorar.
“Ellos siempre tuvieron esa relación cordial, que quedó plasmada en las fotos en tres tiempos: Se dieron la mano en la pedida de mano, en la boda civil y en el matrimonio eclesiástico se abrazaron”, contó Rossy.
Por último, al salir de la iglesia, Rossy y Daniel fueron al santuario. “Mi mami y la hermana Claudia hicieron nuestra consagración a la Virgen de Schoenstatt”.
Alianza de Amor
La Alianza de Amor con María es la forma original que tiene Schoenstatt de vivir la Alianza Bautismal. En ella, se expresa un mutuo compromiso entre la Virgen María y nosotros, y se garantiza nuestra alianza con la Santísima Trinidad, que es la fuente de vitalidad y el centro de la espiritualidad de Schoenstatt, según Rosita, mamá de Rossy.
En el Santuario se reciben tres gracias: La Gracia del Cobijamiento, la Gracia de la Transformación Espiritual y la Gracia de la Fecundidad Apostólica coincidente con el mensaje de envío y de conciencia de misión.
“Mi Rosita tiene fe muy profunda en Dios y la Santísima Virgen María. Recuerdo la primera vez que la llevé al Santuario se emocionó cuando le dije que era mi pedacito de cielo. Y le dije ‘a la sombra del Santuario se resuelven los problemas’, una frase del padre José Kentenich”.
“Le gustó tanto que me dijo mamá aquí me quiero casar. Y el día llegó y sus sueños de casarse en mi pedacito de cielo se hicieron realidad”.
Rossy y Daniel se casaron en el Santuario e hicieron su pequeña consagración a la Mater, para que sea ella quien los guíe y de su mano sean muy felices en esta nueva etapa de sus vidas.
“Este acto religioso significa que la persona consagrada entrega su corazón a Dios y a la Virgen María para que la cuide. Un acto muy importante”, manifestó Daniel.
La fiesta brilló como un diamante
La fiesta fue en el salón Diamante del Mall del Sol, a las 19:00. Aquí también hubo emoción. Ante los invitados dije que estaba convencida de que Daniel y Rossy tendrán un bonito matrimonio y que será ejemplo para sus futuras generaciones.
Luego habló el papá de Rossy. “Pensé que mi papi no hablaría, pero sacó un papel y dijo las palabras más bonitas del mundo. Él es un verdadero poeta, mi poeta”.
Daniel también habló lo suyo. “Lo único que les pido en este momento es que todos se olviden de los problemas que tienen. Hoy es un día muy especial, hasta por todo lo que está pasando en la ciudad. Pero quiero que se enfoquen en que hoy es el día de nosotros y lo vamos a disfrutar y a ser felices todos”.
Posteriormente, cuando bailé con mi hijo Daniel la canción Te esperaba, de Carlos Rivera, lo abracé muy fuerte como si no quisiera que se alejara de mí nunca y contuve mi llanto.
Después, Daniel bailó la misma melodía con su hermana Jennifer. Ella también lo abrazó, como recordando cuando lo cuidaba y lo tenía de niño en sus brazos. Fue un momento tan emotivo que a muchos de los presentes se le salieron las lágrimas.
Igual emoción sintió Rossy cuando bailó con sus hermanos Yo primero la amé, de Nacho Llantada. Fue un sentimiento único, porque ellos siempre han estado con ella sin importar qué. Además, siempre han sido una figura masculina de valores y amor en su vida, algo que Rossy ve importante, porque no siempre se corre con esa suerte.
“Bailar con ellos era una forma de decirles que los amo con todo mi corazón. Es verdad que mi papá es el primer hombre que amé y amaré toda mi vida, pero mis hermanos también ocupan ese sentimiento especial dentro de mí”, aseguró Rossy.
Mensaje para los futuros novios
Para Rossy, el matrimonio es un equipo. “Somos dos contra el mundo, somos como dos pajaritos saliendo del nido que vuelan unidos. Nosotros vamos a volar, a ver qué nos da la vida, pero con planificación, porque hay quienes no van en el mismo sentido”.
Y el matrimonio, aseguró Rossy, es de un solo sentido. Por eso, las dos personas tienen que aprender a comprender, a crecer y a madurar juntos.
En cambio, Daniel sugiere que las futuras parejas siempre traten de escuchar los buenos consejos de personas exitosas. Pero, que tengan valores y educación que se reflejen en su matrimonio y su familia. Solo así sirven de ejemplo para escuchar sus consejos.
Por último, concluyó Daniel, si desean casarse que lo hagan si realmente quieren hacerlo y tienen una planificación. Pero si no están seguros, no. “Las personas somos distintas y casarse requiere de mucha comprensión, paciencia, amor de por medio y respeto”.