Aceptar que la familia es tóxica y no funciona y salir a buscar un espacio propio, perdonar y volver a amar es lo que recomiendan los psicólogos porque el que ama es libre y se recupera más rápido.
Por Cecilia Alvarado
Tóxico no es lo mismo que disfuncional. Es posible que una familia funcione y no sea tóxica. O que sea tóxica y disfuncional a la vez. De estas últimas, si se puede, los que se sienten afectados deben hacer conciencia de lo que están viviendo y buscar ayuda.
¿Cómo saber en qué grupo familiar estamos?, Bienestar con Estilo Magazine entrevistó a dos expertos en este tema que nos revelan lo que debemos hacer.
Además, un estudio realizado por la Universidad Politécnica Salesiana recoge siguientes síntomas típicos de las familias disfuncionales:
Los miembros no se respetan entre sí, no se tienen en cuenta las necesidades emocionales de los demás, se nota una falta de amor muy grande que se manifiesta en peleas e indiferencias.
Según este estudio, tampoco comparten momentos juntos, cada uno está metido en sus asuntos. Hay ofensas y burlas entre sus miembros. Hay celos, envidias y reproches. Tampoco saben manejar problemas familiares y hay escasa manifestación de cariño y aprecio.
Para completar el cuadro, hay contradicciones en los padres en sus criterios para educar a los hijos. Poco diálogo entre ellos y ausencia del rol que cada uno debe cumplir.
Samuel Merlano, psicoterapeuta y coach, explica que el concepto de disfuncional va enfocado en una relación o una familia que no funciona en toda su cabalidad. Es el caso de una familia donde pelean papá y mamá. No se están permitiendo afecto, no se escucha a los hijos, no se expresan cariño.
Otro caso de disfuncionalidad es el de la abuelita que se hace cargo de los nietos y estos, lógicamente, viven en la calle, entran y salen sin decir nada. No comparten con los familiares, a la abuelita la tratan mal.
Personas que dañan relaciones familiares
La parte tóxica se enfoca en personas que dañan el ambiente familiar. Cuando se habla de pareja tóxica es la pareja histriónica, narcisista, soberbia, cruel. Estas personas son así porque están arruinando ya sea la relación de pareja o la relación con los hijos, explica Merlano.
Tampoco festejan cumpleaños, y su ambiente es de tensión, estrés, angustia. En el fondo la persona afectada por miedos, rechazo o amenazas sigue esclavizada. Tarde o temprano estas personas que tratan de soportar esa atmósfera dañada, afirma Merlano, se enferman física y emocionalmente.
La familia tóxica, para el psicólogo Merlano, aparte de que es disfuncional es una familia en la que hay bulling, rechazo, gritos, peleas, violencia. Las personas que viven ese ambiente no respiran ni alegría ni armonía, ni aprobación. El deterioro es continuo.
¿Cómo ayudar a estas familias?
Lo más saludable es ir creando su propio ambiente, desintoxicarse emocional y mentalmente para que puedan con el tiempo crear su propia familia.
Es decir, entrar en un proceso de rehabilitación emocional, de recuperación, para que gradualmente encuentren su sentido de vida.
Ayuda espiritual
Para que una persona logre recuperarse poco a poco, aparte del estado de conciencia tiene que buscar ayuda espiritual y vivir con familiares más estables.
La espiritualidad nos invita a la meditación y a compartir con muchas personas que sufren como nosotros, que tienen guías, tutores, y eso pueden encontrarlo en iglesias, en grupos de apoyo, en los que no es necesario tener alguna adicción a ciertas drogas.
Con esto Merlano quiere decir que luego de hacer psicoterapia de familia, a través de un psicólogo clínico, o familiar, hay que hacer ejercicios de perdón. Perdonar a la gente que provocó el ambiente negativo, para dejar ese pasado donde realmente debe estar: en el pasado.
Evaluación de diversos factores
Para Dennis Guzmán, psicoterapeuta especialista en TBCS y consejero de familia, no existe familia perfecta y para determinar si una familia es disfuncional se requiere una evaluación de diversos factores como la comunicación, afectividad, cohesión de sus miembros, flexibilidad, armonía, cumplimiento de roles y permeabilidad.
Conviene subrayar que cuando falla alguno de estos aspectos, a través de una orientación familiar o terapia familiar, pueden analizarse y modificar estas variables para mantener la armonía familiar, agrega el psicólogo Guzmán.
En efecto, se debe reconocer que existe un problema. Por lo tanto, se evalúan aspectos personales y la forma de relacionarse para determinar cuáles son las principales causas. “Recordemos que esto es subjetivo y lo mismo que está bien para mí puede no estar bien para el resto”, explica el terapeuta.
Sin embargo, cada día se evidencian más aquellos problemas que antes eran normalizados, como la violencia intrafamiliar, la sobrecarga de roles, la expresión de afectos inadecuados y, por ende, entendemos que existen personas que quieren romper con ese ciclo.
Actitudes y comportamientos inadecuados
Aunque Guzmán considera que el término tóxico es mal utilizado, indica que se entiende por tóxico cuando existen actitudes, comportamientos y expresiones inadecuadas entre personas de un mismo grupo o pareja.
Añade que de las personas atendidas en consulta un porcentaje grande refiere problemas con la familia o estilos de crianza inadecuados, por lo que sus comportamientos resultan de la acumulación de experiencias negativas.
“Ahora, desde mi postura, trato de concientizar y sensibilizar a la gente sobre la importancia de la intervención psicológica para solucionar aquellos problemas derivados de un mal manejo familiar en la crianza de los hijos”, manifiesta.
Guzmán dice que si un miembro de la familia se encuentra en un ambiente negativo, debe hacerse preguntas que serían encaminadas a reconocer si el comportamiento es el adecuado.
Ejemplos de preguntas podrían ser: 1.- ¿Cómo afecta mi comportamiento a mi entorno? 2.- ¿Es verdad que estoy exagerando?, 3.- ¿Qué pruebas tengo ante determinado evento?
La no aceptación
Cuando una persona no ve que el problema es de ella, le cuesta entenderlo y por ende cambiarlo. Si se trabaja personalmente se puede aplicar un triple filtro: 1.- ¿Es verdad lo que estoy diciendo? 2.- ¿Es útil? 3.- ¿Es bueno para mí o mi familia? Esto ayuda a dar nuevas direcciones respecto a las quejas que pueden ser sin motivos reales.
Darse cuenta es un proceso largo y difícil de aceptar, pero a través de un proceso terapéutico se puede empezar a entender el porqué de estas conductas.
Si una persona va individualmente a terapia, debe tomar su tiempo en ir aceptando la realidad. Los procesos no son de la noche a la mañana. Queremos generar un cambio en una persona que tiene muchos años arrastrando un problema.
En conclusión, a pocas horas de comenzar un nuevo año, pongámonos como meta hacer conciencia y tratemos de amar a todos los miembros de nuestra familia porque, como sugiere Merlano, las personas que aman son libres, y lo cierto es que sí se puede volver a amar y así la recuperación es más rápida.