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La pandemia de la COVID-19 cambió la dinámica familiar. Dos psicólogos sugieren enfocarse en la reconstrucción económica del hogar. 

Por Cecilia Alvarado 

La periodista y correctora de textos ecuatoriana Cecilia Paredes se quedó sin trabajo en mayo del 2020. Tras el confinamiento, recién en diciembre del año pasado encontró un ingreso en la corrección de textos en casa.  

Cuando le llegó el cachuelo -trabajo eventual- estaba encantada, carita feliz. Tenía que escribir los resúmenes de las tesis de 30 chicos que se graduaban del tercer nivel.

Pero se decepcionó. Casi se cae como Condorito, solo recibió 50 dólares del valor total. “Hasta hoy no me dan el resto de lo convenido. La cantidad de $500”.

Así también, vende productos de belleza de una marca superconocida pero se quedó con stock. Sus clientes ahora solo compran lo indispensable. Y la competencia es buena. 

La falta de empleo, dice Cecilia, ha significado malestar, angustia y ansiedad. Ha bajado de peso. Se contagió de covid-19 y aun le dan algunos síntomas. 

También se estresa porque tiene que levantarse a las 07:00 de la mañana para ayudar al sobrino en sus clases virtuales que se extienden hasta las 12:00.  

“Pedí a los padres del niño que me apoyen con el pago del internet y tampoco recibo la ayuda económica”, asegura. 

Según Statista, una plataforma de estadísticas, las personas sin trabajo llegan a un total de 190,3 millones en el mundo. Esto supone un incremento de cerca de 2,6 millones de personas con respecto al año anterior. 

Para Lenin Salmon Alvarado, máster y Ph.D. en Psicología, la pandemia por la covid-19 cambió la dinámica familiar y con las restricciones que existen hay menos facilidad para encontrar trabajo. Por lo que la emergencia sanitaria ahora es económica. 

“Hay que enfocarse en la reconstrucción económica del hogar. Los roles que tiene cada miembro de la familia no pueden variar tanto, sobre todo si se trata de un hogar donde hay un padre, la madre y los niños. Los niños son una carga que hay que llevar”. 

En cambio, los adultos jóvenes o adolescentes llegando a la edad adulta deben ayudar a multiplicar los ingresos, postergando un poco su educación.  

“Este es un momento de crisis en el que la emergencia, para muchos, ya ha pasado a ser económica. La familia puede ayudar apoyando, no causando más dificultades”. 

Estrés o claridad mental 

Una persona que siente que carga sobre sus hombros el peso de mantener un hogar sin ingresos va a sufrir mucho estrés, si lo que tiene de parte de la familia es más exigencia sobre su productividad que está detenida, según el psicólogo. 

No hay reglas seguras que siguiéndolas lleven a una solución, la persona o la familia que está en una situación como esta sabe que debe producir más ingresos y buscar trabajo. 

Pero eso es difícil: esa dificultad produce estrés, el estrés crea menos claridad mental para organizarse y esto limita más la capacidad para encontrar un trabajo, esa dinámica circular solo puede terminar en caos y muchas familias han caído en eso, recalca Salmon. 

“Lo que se necesita es tranquilidad, apoyo, reforzar más la base familiar y con mucha fe y confianza en Dios y en sí mismo, buscar oportunidades de acuerdo con sus habilidades”. 

Buscar por las vías que se puedan y facilitar la consecución de un ingreso a la caja familiar. Sin perder lo fundamental, que es la protección de la salud, la alimentación. 

La reconstrucción económica

Para iniciar una reconstrucción económica, hay que partir de la base de que caímos hasta el fondo. Luego reducir poco a poco los estándares de vida que teníamos y rehacernos, orienta el psicólogo. 

Reinventarnos, ser creativos y el apoyo de la familia ayudará a la salud mental de quienes tienen que guiar a sus familias a salir adelante. Pero hay que tener paciencia, no desesperarse, añade.  

La psicóloga general María Suárez Sánchez opina que siendo la dinámica familiar una de las más afectadas por esta emergencia sanitaria se deben tener en cuenta las siguientes pautas que podrían facilitar el proceso de adaptación ante este tipo de situaciones. 

• Los miembros responsables de llevar ingresos a casa deben reevaluar sus capacidades para acceder a más oportunidades laborales que le permitan el ingreso deseado. 

• Considera cambios dentro de la estructura familiar, por ejemplo, abuelas iniciando emprendimientos para apoyarse entre todos.  

• El estrés y la ansiedad se han vuelto más frecuentes, sobre todo cuando algún miembro de la familia no ha logrado adaptarse a la nueva dinámica familiar. Busque redes de apoyo o un profesional para que lo oriente. 

• Es vital identificar lo que una pérdida representa y hablar de ello con algún familiar con el fin de lograr un cierre adecuado del proceso de un duelo.

Parte fundamental de la reconstrucción económica son los jóvenes, quienes obligados por la situación deben postergar sus estudios. Sin embargo, es importante que no se detenga el proceso educativo y que busquen talleres y cursos que los ayuden a integrarse al medio profesional. 

Los problemas del hogar afectan  la claridad mental, sobre todo al tomar decisiones. Genera en casa espacios de dispersión, donde los miembros interactúen, se expresen emocionalmente y que la familia pueda ser un apoyo.

El apoyo familiar resulta clave cuando se presenta un problema. En muchos casos basta con escuchar e interesarse por las dificultades que muestra algún miembro.  

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