Los niños pueden empezar a tomar leche de vaca pura a partir del año de edad. Los expertos la recomiendan mediante fórmulas infantiles, bien hervida y pasteurizada.
Por Sheyla Mosquera
Si quieres que tu bebé crezca sano, fuerte e inteligente, el primer y mejor alimento que debe consumir es la leche humana. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) la recomiendan.
Toda madre puede dar de lactar a su hijo de manera exclusiva desde que nace hasta los seis meses. Después debe continuar amamantándolo hasta los dos años, pero en combinación con alimentos adecuados, sólidos y nutritivos.
La leche materna es la mejor fuente de nutrición infantil porque contiene todos los nutrientes necesarios para su crecimiento y desarrollo. Posee carbohidratos (lactosa 7,3% y oligosacáridos 1,2%), proteínas (del 0,9% al 1%) y grasas (4,2%).
Además, minerales (calcio, hierro, potasio, magnesio, sodio, ioduro, fósforo, selenio y zinc 0,20%), vitaminas (A, D, C, E, K y del complejo B (B1, B2, B6, B12), hormonas y agua (88%).
También es beneficiosa porque ayuda a elevar el sistema inmunológico del niño. Pues le transfiere inmunoglobulinas (IgA secretora) y otros anticuerpos específicos.
Su misión es protegerlo contra organismos infecciosos e invasores (virus, hongos y bacterias), que causan enfermedades.
Cada vez que el lactante succione el pezón, más producción de leche tendrá la glándula mamaria. Pero dependerá de la buena alimentación que haya tenido la gestante y del potencial genético de producción láctea.
Dar de mamar también crea un vínculo afectivo entre madre e hijo. Incluso, ayuda a la recuperación del cuerpo después del parto.
Pero si la mujer no puede dar el pecho por algún problema de salud, el pediatra recomendará la leche de fórmula infantil más apropiada para el bebé. Eso depende de la composición, la marca y el costo.
Las fórmulas infantiles se inventaron para salvar la vida de los bebés
El pediatra gastroenterólogo Félix Carrera Cedeño, experto en nutrición infantil, explica que el hombre está diseñado para alimentarse con la leche de su madre.
“La leche de vaca es para los terneros. Sin embargo, es un buen alimento que ha generado su espacio en nuestra sociedad”.
Las fórmulas infantiles, agrega, nacieron de la necesidad. Cuando antiguamente algunas madres morían en el parto o no podían amamantar a sus bebés, hacían uso de las nodrizas (madres sustitutas).
En 1865, el químico alemán Justus von Liegbig desarrolló, patentó y comercializó un alimento infantil. Primero en forma líquida y luego en polvo, para una mejor conservación. Contenía leche de vaca, harina de trigo, harina de malta y bicarbonato de potasio.
Luego, en 1866, el químico suizo Henri Nestlé preparó una mezcla de cereales con leche vacuna para salvar la vida de bebés recién nacidos, producto de la malnutrición.
Con el paso del tiempo la leche entera de vaca fue modificada, a fórmulas certificadas, para que el recién nacido pueda consumirla y no le produzca molestias respiratorias, dérmicas o digestivas, entre otras.
También existen otras opciones alimenticias para lactantes o niños que no la toleran. Son fórmulas de origen vegetal elaboradas a base de soya o de arroz, fortificadas con vitaminas.
Carrera agrega que después del sexto mes de edad el bebé puede dejar de depender de una fórmula infantil. Incluso alimentarse con productos, que generen una dieta balanceada y favorezcan un buen crecimiento y desarrollo.
¿Qué sucede si un bebé consume en exceso leche de vaca sin modificar?
La doctora Silvia Alejandro de Franco, magíster en nutrición infantil, alerta que el consumo excesivo de leche de vaca sin modificar en los bebés puede causarles problemas de salud. ¿La razón? Pues tiene mayor cantidad de minerales y bajo contenido de hierro.
El sodio, por ejemplo, es casi tres veces superior que la leche materna; el potasio, más del doble e igualmente el fósforo y el cloro. Esto produce mayor trabajo de los riñones en los bebés porque son órganos cuya maduración funcional es más tardía.
“De manera general, la concentración de minerales en la leche humana es baja 36.1 mOsm/litro a diferencia de la leche vacuna que es de 120 mOsm/litro. Esto explica el gran esfuerzo que deben realizar los riñones de los bebés”.
Alejandro de Franco, agrega, que todas las leches son pobres en hierro. Sin embargo, la leche materna por tener la proteína lactoferrina permite que el escaso hierro (0.02 mg/100 ml) sea metabolizado de manera adecuada y no dañe a los riñones.
En cambio, el hierro que contiene la de vaca (0.05 mg/100 c.c.) puede causar anemia ferropénica, porque es de tipo no hematínico.
Es decir, no ayuda a producir glóbulos rojos y su absorción en el intestino disminuye por la presencia de caseína, calcio, proteínas del suero, fosfatos, sumado al bajo contenido de vitamina C (0.8 a 1.0 mg/100ml), indispensable para la óptima absorción del hierro.
Además, dice, el calcio compite con la absorción del hierro en las células de las mucosas intestinales, lo que produce microsangrados con pérdida de sangre oculta en heces.
¿Por qué la leche de vaca es el reemplazo ideal para alimentar a un niño?
Para el médico veterinario Walter Paredes Simbala, experto en lácteos, la primera leche que debe consumir el recién nacido es la de su madre.
Por eso recomienda a la gestante alimentarse bien para que esté saludable y su leche sea nutritiva y produzca en la cantidad suficiente.
Normalmente, agrega, la madre da de lactar a sus hijos hasta el año de edad dependiendo de las glándulas mamarias y de la alimentación que tenga.
Luego la leche materna puede ser reemplazada por la de vaca porque es similar en su composición, por la cantidad y calidad de nutrientes que tiene.
Según el especialista, la leche de vaca pura es un alimento nutritivo. Tiene tres tipos de proteínas de alto valor biológico 3,5% (caseínas, lactoalbúmina y lactoglobulina), hidratos de carbono (en forma de lactosa 5%), grasas (hasta el 5,5%), vitaminas (A, D, C, E ,K y del complejo B), minerales (especialmente calcio, fósforo, magnesio, potasio, hierro, yodo…) y agua (88%).
“Por su composición química es el reemplazo ideal para alimentar a un niño siempre que esté bien hervida y cumpla con todos los procesos de pasteurización para matar las bacterias dañinas”, asegura.
Paredes sugiere investigar con las autoridades sanitarias cuáles son las mejores leches de vaca que están aptas para el consumo humano.
“Hay quienes las venden sin un adecuado control sanitario, por lo que pueden estar infectadas con Escherichia coli (E.coli). Esta bacteria habita normalmente en el organismo humano, pero cuando se la ingiere al tomar leche cruda o sin pasteurizar puede provocar diarrea».
Por eso, menciona, nunca hay que tomar leche de vaca cruda, ni en espumilla, ni recién ordeñada. Deben hervirla a una temperatura cercana a los 100 grados centígrados, por dos o tres minutos. “Se mueren las bacterias, pero no se desnaturalizan los componentes”.
Intolerancia a la lactosa no es lo mismo que alergia a la lactosa
Félix Carrera asegura que si el niño es sano, podría tomar leche de vaca pura después del año de nacido. A esa edad ya ha madurado la permeabilidad intestinal y es probable que no le genere molestias.
La permeabilidad intestinal, agrega, se refiere a que los niños menores de 1 año tienen una inmadurez fisiológica del intestino, que permite el paso de antígenos alimentarios. Estos producen anticuerpos en la sangre que van a servir en la respuesta inmune del niño, para las enfermedades que pueden afectarlo.
“La protección contra las infecciones del niño menor de 1 año, y en especial de los menores de 6 meses, depende de los anticuerpos de la madre que los transfirió a través de la placenta durante el embarazo”, añade.
Algunos niños sufren de intolerancia a la lactosa (azúcar de la leche de vaca) porque el intestino delgado no produce la cantidad suficiente de una enzima llamada lactasa que permite digerir la lactosa. Esta permanece en el intestino, no se absorbe, y causa diarrea, cólicos, entre otros.
Incluso, agrega, por un déficit genético, que se transmite de una generación a otra, los bebés pueden nacer con intolerancia a la lactosa originada por la falta de lactasa.
La proteína beta lactoglobulina es muy alergénica para los bebés
Según Carrera, la leche de vaca pura tiene un alto contenido de beta lactoglobulina. Es una proteína muy alergénica para los bebés, que la leche humana no posee.
Por eso la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que los bebés con historia familiar de alergias no reciban leche de vaca hasta cumplir el primer año de vida.
Walter Paredes explica que la leche vacuna tiene gran digestibilidad, se asimila mejor y más rápido que la de otras especies domésticas.
Sin embargo, algunas personas, especialmente bebés y niños, no la toleran porque han desarrollado alergia a lactosa (azúcar de la leche) por una respuesta anormal del sistema inmunitario (defensas del organismo).
“Hay quienes nacen con deficiencias de anticuerpos porque sus madres no han llevado una vida saludable: consumen comida chatarra, beben sustancias alcohólicas o fuman”.
La leche de vaca bien procesada no tiene por qué hacer daño
Si la leche de vaca está bien procesada y cumple con todas las normas de la cadena de frío, desde la ganadería hasta la planta industrial de lácteos, no tiene por qué hacer daño, asegura el doctor Walter Paredes.
“Cuando el pasto está tierno, la leche contiene más agua y cuando está maduro más sólidos totales. Por eso es un producto que fácilmente puede ser manipulado, agregarle agua o quitarle grasa”.
El porcentaje natural de agua en la leche de vaca es del 86 al 88% y de los sólidos totales 12 al 14%, en ese porcentaje está incluido grasas, proteínas, lactosa, vitaminas y minerales. Pero si en las procesadoras le aumentan más agua, los nutrientes lácteos disminuyen.
El pasto en la actualidad, agrega, es de mejor calidad porque se lo cultiva. Al ganado vacuno lechero se le da raciones de alimento balanceado, para mejorar la producción láctea y explotar su potencial genético.
En la mayoría de los casos, en las granjas lecheras, al pasto no se lo deja crecer en forma espontánea. Se lo fertiliza, se lo riega, se siembran especies mejoradas y cuando apenas empiezan a salir las flores se lo corta porque en esta etapa tiene su mayor porcentaje de proteínas. Eso ofrece mejor digestibilidad y absorción de los nutrientes al ganado.
Las industrias lácteas, dice, también procesan la leche de vaca en función de los requerimientos nutricionales de la gente. Pueden quitarle la lactosa, la grasa la convierten en desgrasada o descremada o le agregan vitaminas y minerales para hacerla más nutritiva y de fácil consumo.
“Siempre es importante estar informados sobre cuáles son los beneficios y cuidados que se deben tener con la leche”, precisa Paredes.
La leche vacuna es un producto altamente perecible
Walter Paredes da las siguientes recomendaciones para que el consumo de leche de vaca sea seguro:
- La diferencia entre la leche materna y la de vaca no es tan grande porque las dos tienen básicamente los mismos componentes.
- Un estudio hecho por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), sobre cómo proliferan las bacterias, indica que si en la leche existen 100 bacterias por mililitro y si se las deja sin refrigerar, se reproducen 5000 en forma rápida.
- Para que la leche vacuna sea segura para el consumo humano debe tener cero bacterias (Escherichia coli principalmente). Si están presentes, significa que se ha contaminado con excremento de vaca o no fue pasteurizada de manera correcta en la planta procesadora.
- Si la leche de vaca no se refrigera hasta una hora después del ordeño tendrá miles de bacterias patógenas y provoca diarrea.
- La leche se hierve, se enfría y va a la refrigeradora a una temperatura entre 2 y 4 grados centígrados. Debe estar al punto más cercano de congelación para que las bacterias no proliferen.
- La leche ultra pasteurizada es aquella que pasa por algunos procesos y no necesita refrigeración. Pero una vez que se abre el envase si no se la consume totalmente y en forma rápida, debe ser refrigerada de inmediato. La leche de vaca es un producto altamente perecible, por lo que necesita refrigeración.
- Para que la lactosa no se convierta en ácido láctico debe estar en refrigeración.
- Los ciudadanos que tienen bajo nivel cultural, no saben de la fragilidad de la leche de vaca como alimento, prefieren poner en la refrigeradora cervezas y otros licores y dejar al ambiente la leche.
- Hay que educar a las personas y enseñarles que este alimento siempre debe estar en refrigeración hasta su consumo.