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Cáncer es una enfermedad que asusta. No solo a quien le fue diagnosticada, sino a la persona que tiene riesgo de sufrirla. Por eso es necesario hacer prevención.

Por Sheyla Mosquera

La Organización Mundial de la Salud (OMS) coloca al cáncer como la principal causa de muerte en el mundo. En 2020 hubo casi 10 millones de defunciones. Razón suficiente para saber en qué consiste y cómo prevenirlo.

En Ecuador, el conocimiento sobre esta enfermedad, en comparación con otros países, aún sigue siendo bajo en la mayoría de los hogares por la falta de promoción.

Sin embargo, dice el oncólogo Luis Unda Vernelle, no es una entidad que se encuentre relegada.  A partir del 2018, a través de una normativa y por medio de la red de salud pública y privada, se ha estado buscando que esta promoción mejore en información y consejería, ya que la incidencia del cáncer cada año se incrementa en una proporción de cerca del 10-12% año.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la incidencia del cáncer, en general, se encuentra entre las 10 primeras. Posterior a enfermedades relacionadas con desnutrición, hipertensión arterial, isquémicas cardiacas y metabólicas como la diabetes.

“Hay que considerar que entre las neoplasias sólidas las más frecuentes son las de mama, próstata, cérvix, tiroides, de piel y de estómago. En las hematológicas, las leucemias agudas, y, posteriormente, los linfomas”, dice el doctor Unda.

Célula normal vs. Cancerosa   

Foto de National Cancer Institute en Unsplash.

El cáncer se forma cuando una célula normal sufre alteraciones en el ADN (material genético que compone los genes) y comienza a crecer y a dividirse sin control e incluso forma una masa de tejido llamado tumor maligno.

La masa adquiere funciones de invasión y de formación de vasos sanguíneos aberrantes (anormales) para su propia nutrición. Así como también se diseminan a otras partes del cuerpo y se vuelven inmortales.

El médico explica que el cáncer puede aparecer por efectos externos como la exposición a radiación (solar y radioterapia) y a sustancias químicas (asbesto o radón).

También por factores internos como aquellos inducidos por infecciones por virus del papiloma humana (VPH) o por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Menciona, además, que se debe considerar el factor genético-hereditario, lo cual predispone a las llamadas neoplasias familiares.

Una mujer joven, menor de 35 años, con antecedente familiar de cáncer de mama (madre, hermana o abuela) puede tener una mutación llamada BRCA, cuya presencia conlleva al desarrollo de este tipo de cáncer.  Es el llamado triple negativo.

También se considera el aumento del riesgo, especialmente en las neoplasias esporádicas. Son aquellas que aparecen sin que exista antecedentes familiares de algún tipo de cáncer, ni un cambio heredado en el ADN. 

Pues están asociadas al consumo de tabaco y alcohol, obesidad, malnutrición, sedentarismo, maternidad tardía o nuliparidad, alteraciones genéticas e infecciones por virus y otros microorganismos.

Signos y síntomas que advierten un cáncer 

Hombre con dolor en el abdomen por un posible cáncer.
Foto de Andrea Piacquadio en Pexels.

Los síntomas de alarma van a depender del órgano afectado con la enfermedad neoplásica.  De manera general, refiere el oncólogo ecuatoriano, los pacientes pueden presentar pérdida de apetito, asociado a pérdida de peso, fatiga o cansancio, por una anemia secundaria y, en algunos casos, cambios en el humor, tendencia al insomnio, depresión o ansiedad.

En las neoplasias del tubo digestivo alto o bajo, lo predominante va a ser sangrado activo; es decir, hematemesis (sangre en vómito) o enterorragia (sangre en las heces), dificultad para tragar alimentos en especial sólidos, sensación de plenitud. O llenura gástrica, en especial, en tumores de esófago o de estómago.

También síntomas de obstrucción intestinal o cambios en los hábitos defecatorios (diarrea o estreñimiento).

En cambio, en las neoplasias del sistema respiratorio, lo que va a llamar la atención es dolor en el tórax, dificultad respiratoria, tos sin flema o con expulsión de sangre (hemoptisis).

Asimismo, en las neoplasias ginecológicas hay sangrado transvaginal de forma irregular, dolor durante el coito, expulsión de secreción a veces con mal olor o crecimiento del abdomen bajo simulando un embarazo.

En otros casos se nota la presencia y palpación de masas. Como, por ejemplo, en el cuello si es por linfomas y las neoplasias de tiroides. También hay lesiones en mama de crecimiento rápido en corto tiempo; así como lesión tipo lunar en la piel con crecimiento rápido, con tendencia a ulcerarse o a sangrar esporádicamente.

Evaluar la realidad clínica

“Decirle a un paciente que se encuentra padeciendo un cáncer puede resultar desesperante y deprimente. Pero nuestra función como médicos es evaluar la realidad clínica de cada uno de ellos y las distintas alternativas terapéuticas existentes”, indica el especialista.

Más aún, agrega, se está en una nueva era de avances tanto diagnósticos como terapéuticos. Que si bien no va a curar la enfermedad de algunos de ellos, el prolongar la sobrevida manteniendo una buena calidad de vida se transforma en los principales objetivos tanto del médico como de los pacientes.

Recomendaciones para evitar o disminuir el riesgo de cáncer     

Una ensalada de verduras frescas se sugiere comer contra el cáncer.
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El doctor Unda sugiere que toda persona por encima de los 35 años de edad se someta a una evaluación general específica, con estudios de laboratorio, incluido un hepatograma, estándar de tórax, ecografía de abdomen y pelvis.

Dice incluso que toda mujer con actividad sexual debe incluir un estudio citológico o papanicolau y ecografía mamaria. Pero, anota, dejando la mamografía para mujeres por encima de los 40 años.

Mientras que el hombre deberá tener un chequeo urológico completo.

“No es recomendable considerar a los marcadores tumorales como un estudio aislado para poder hacer diagnóstico o prevención de una enfermedad neoplásica”, asegura.

Por lo tanto, anota,  las mejores recomendaciones para evitar o disminuir el riesgo de sufrir cáncer son las siguientes:

  • Llevar una dieta balanceada: la base fundamental es la proteica, además evitar los excesos de alimentos grasos y harinas.
  • Dejar el sedentarismo y mejorar la actividad física.
  • Disminuir el estrés.
  • Reducir el consumo de bebidas carbonatadas.
  • Aminorar o suspender el consumo de tabaco y alcohol.
  • Mantener una pareja sexual.
  • Descontinuar el uso indiscriminado de terapia de reemplazo hormonal, incluida la anticoncepción.

¿Qué tan costoso es enfermar de cáncer?   

“Esta pregunta la considero bien importante, porque en nuestra realidad, este es un problema que no solo se vive en nuestro país, sino hasta en nuestros países vecinos”, dice el oncólogo ecuatoriano Luis Unda”.

El diagnóstico y tratamiento de un cáncer, agrega, termina teniendo un impacto sobre el presupuesto de nuestra economía.

“Hay que recalcar que el arsenal terapéutico hoy en día es totalmente diferente a lo que se hacía hace 20 años, pues en ese entonces la base de tratamiento es la quimioterapia”.

Mientras que en la actualidad, menciona, estamos en la época de las llamadas terapias dirigidas (target), terapias biológicas y la inmunoterapia.

«Ellas si bien es cierto tienen un alto costo, su perfil de toxicidad no es igual a las quimioterapias tradicionales. Por lo cual no tienen un impacto negativo en la calidad de vida del paciente y, por ende, mejora la sobrevida de estos”.

No obstante, indica, siempre hay un pero. El acceso de esta nueva forma de tratamiento no es igual para todos, ya que existe un cuadro básico de medicamentos que no se actualiza cada 2 años como debería ser.

Incluso, agrega, cuando se hace una nueva actualización, es con un retraso entre 5 y 10 años (ejemplo el fulvestrant). Por esta razón, los pacientes de la atención pública no pueden acceder a todas ellas y deben recurrir a otro tipo de vías, como la vía judicial, es decir, demandar al Estado para poder acceder a ellas.

¿Y los seguros de salud?

Por último, refiere el oncólogo Luis Unda, se debe considerar que si bien es cierto existen seguros privados, la mayoría de ellos no tienen una cobertura adaptada a la necesidad.

“Por lo que tampoco hay esa facilidad de acceso a ciertas terapias innovadoras para el tratamiento de cáncer; ya que los costos por sesión pueden variar, en relación con costo/fármaco entre 500 y 8 000 dólares, sin sumar costo cama hospitalaria (hospital de día)”, concluye.

 

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