Unir tu profesión con una afición que te guste puede aumentar tu reserva cognitiva del cerebro y mantenerlo saludable con el fin de evitar enfermedades neurodegenerativas.
Por Cecilia Alvarado
Sí es posible tener un cerebro sano, libre de enfermedades cognitivas. Un médico ecuatoriano afirma que asociando actividades creativas con una profesión o una afición se puede llevar la existencia en segundo plano para evitar el Alzhéimer, el Párkinson y un accidente cerebrovascular (ACV).
El geriatra y gerontólogo Aldo Guevara D’Aniello indica que para conseguirlo debes considerar no solo hacer ejercicios, mantener la existencia en un segundo plano a lo largo de toda la vida es uno de los recursos que ayudan a aumentar la reserva cognitiva.
Guevara, quien atiende a los adultos mayores del Luis Plaza Dañín, explica que un profesional que es médico puede tocar un instrumento; un arquitecto, escribir cuentos; un biólogo marino pintar. La secretaria ejecutiva que diseñar su ropa e incluso la de sus hijos y amigas. Y así un sinfín de actividades creativas que aumentan la reserva cognitiva.
El cerebro es el monitor del que depende la actividad de los órganos y sistemas. Si este se altera el resto se compromete.
Al envejecer, el número de neuronas del cerebro disminuye, aunque la pérdida varía mucho en cada persona dependiendo del estado de salud. Además, algunos tipos de memoria son más vulnerables a la pérdida, como ocurre con la memoria que contiene información temporal. Sin embargo, el cerebro tiene ciertas características que ayudan a compensar estas pérdidas.
Actividad creativa en segundo plano
El geriatra se basa en estudios que han demostrado que la actividad creativa en segundo plano hace que se regeneren las neuronas, lo que permite la producción mayor de neurotransmisores, que son substancias que se secretan en puntos de contacto de las neuronas.
¿Qué es la reserva cognitiva? Según la Revista Española de Geriatría y Gerontología, la reserva cognitiva es la capacidad del cerebro para tolerar mejor los efectos de la patología asociada con la demencia.
Hay estudios que han comprobado que las personas con una mayor reserva cognitiva pueden evitar con eficiencia los síntomas de los cambios cerebrales degenerativos asociados con la demencia u otras enfermedades cerebrales.
“Al aumentar la reserva cognitiva, el cerebro puede soportar mayor cantidad de neuropatologías antes de llegar al umbral donde la sintomatología clínica comienza a manifestarse”, dice la revista.
Hay que tener objetivos de vida
Para Guevara, es un trabajo difícil cuya propuesta no se puede hacer efectiva en personas que no tienen objetivos de vida y que no están dedicadas a un entrenamiento creativo. Sin embargo, no pienses que debes ser un creador destacado. “Esto va desde la elaboración de recetas de cocina hasta el diseño de tu propia vestimenta y un larguísimo etcétera”.
El médico fue muy claro al explicar que los cuidados del cerebro se pueden empezar desde la infancia. De allí en adelante dedicarse a la afición escogida, un trabajo como jardinería, cuidar o entrenar mascotas, entre otras.
Listado de aficiones y actividades que sirven para aumentar la reserva cognitiva
A continuación el gerontólogo Aldo Guevara D’Aniello pone a tu disposición las actividades o aficiones que podrías conectar con tu profesión, y que te ayudarán a mantener saludable esa máquina indispensable del ser humano.
1.- La vida espiritual es una actividad que se la puede juntar con una profesión: Por ejemplo, conformar o ser parte de un grupo de oración en el que se pueda hacer lectura de la Biblia. Todo debe ser agradable y no forzado, pero mantenido en el tiempo”.
En otras palabras, tratar de conservar el terreno abonado para que no se presenten la esclerosis cerebral, la atrofia degenerativa, la formación de placas de substancia amiloide. “Hoy se habla del ejercicio físico como un elemento de reactivación del cerebro. Pero el solo hecho de que no exista este elemento adjunto a la afición, por algún aspecto de la vida, no funciona”.
2.- La educación pasada incentivaba en escuelas y colegios a aprender a tocar un instrumento, a escribir cuentos o poemas, a pintar en sus diferentes técnicas y estilos, a diseñar objetos, costura, bordado, etc., pero esto ya no es parte del pénsum. “La educación artística era un plus que ayudaba a la práctica inconsciente de protección del órgano de la vida: el cerebro.
3.- Las tecnologías como el celular nos dan todo hecho, anulan la producción neuronal desde la cuna. Maduran el sistema neuroendocrino más tempranamente, pero no hay la experiencia personal y práctica de la elaboración propia que deja un archivo en el centro de la memoria y que se abre con una fragancia, un color, una imagen, una palabra, una melodía, etc.
4.- A los jóvenes el celular no les da opción de vivencias. Vivir es participar, hacer, lograr, alcanzar. El celular da imágenes de experiencias ajenas que no dejan huella en el archivo neuronal.
5.- Mientras más neuronas activas tengas, podrás contrarrestar la pérdida continua de la memoria y, por ende, enfermedades neurodegenerativas. De ahí la necesidad de activarlas a lo largo de la existencia desde la niñez hasta el último suspiro.
6.- Entre otros cuidados del cerebro que aún están vigentes y son recomendados por los médicos de adultos mayores están la lectura, hacer crucigramas, seguir estudiando otra carrera que te guste, etcétera.
7.- Sigue una dieta mediterránea; controla la hipertensión, abandona el tabaco, vigila la obesidad, el colesterol y la diabetes, cuida tu bienestar emocional, mantén la actividad intelectual.
8.- Ten un sueño adecuado. Que tus hábitos de dormir sean lo suficiente para entrar en la fase de REM, es decir más de seis horas.
9.- Nutrir tu cerebro, relajar tu mente, aprender algo nuevo diariamente, buscar relaciones positivas constantes, ten siempre buen humor, respira profundamente, elimina los pensamientos negativos y enseña lo que sabes.
10.- La vitamina D juega un papel muy importante en las numerosas funciones de la fisiología cerebral. Entre estas se destacan la modulación de la plasticidad sináptica. Estudios recientes sugieren que la deficiencia de vitamina D afecta a múltiples procesos cerebrales, incluido el funcionamiento cognitivo tanto en personas sin patologías crónicas como en sujetos que padezcan enfermedades neuropsiquiátricas.
